Para hablar de dermobiótica, primero debemos hablar de la piel y entender que éste es el órgano más grande de nuestro cuerpo, con una superficie media de 2m2.
Propiedades más importantes de la piel
La piel es la primera barrera de protección entre el entorno (exterior) y nuestro cuerpo (interior), y es la encargada de decidir qué partículas y elementos pueden atravesar esta barrera y cuáles se quedan fuera. Esto se debe a que es un órgano formado por múltiples estratos (capas) de células. Por ejemplo, la epidermis abarca los estratos más externos, ofreciendo la primera barrera de protección; debajo se encuentra la dermis, donde se albergan terminaciones nerviosas, el tallo piloso, glándulas sudoríparas y sebáceas; y la hipodermis, la más interna, constituida básicamente de tejido adiposo.
Podemos hablar de una piel sana y funcional cuando ésta es capaz de mantener la humedad interna; limitar el paso de agua, bloquear el paso de patógenos y protegerse frente a agresiones externas como sustancias químicas y luz ultravioleta. Además, ésta dispone de mecanismos propios para regenerarse cuando sufre alguna herida.
Pero… ¿Cómo mantener una piel sana y funcional? Hablemos del microbioma
En la piel viven millones de microorganismos. Es el hogar de bacterias, hongos y virus que conforman una comunidad llamada microbioma de la piel. Cada persona tiene un microbioma único, igual que ocurre con las huellas dactilares, que no hay dos iguales.
La mayoría de estos microorganismos son inofensivos y tienen funciones imprescindibles para el buen funcionamiento de nuestra piel, como la absorción de nutrientes y el desarrollo del sistema inmunitario. Por un lado, las bacterias residentes en la piel bloquean el crecimiento de patógenos, ya sea “ocupando” su espacio para que no pueda crecer, o eliminándolo a través de la producción de moléculas antibióticas. Y por otro, entrenan al sistema inmunitario des de nuestro nacimiento para que se active solo cuando reconozca moléculas u organismos dañinos para el cuerpo.
Además, la composición del microbioma de la piel cambia en función de la zona del cuerpo, y se ve influenciada por varios factores como: Edad, sexo, genética, sistema inmunológico, uso de productos para el cuidado de la piel, ropa, humedad y temperatura, exposición a luz ultravioleta o incluso nuestra dieta.
Importancia de cuidar del microbioma de tu piel
Actualmente los productos de cuidado e higiene de la piel, aparte de alterar la biodiversidad bacteriana, contienen moléculas que pueden perdurar en tu piel durante semanas, incluso siendo lavada (Bouslimani et al., 2019).
El equilibrio que se establece entre la piel y su microbiota determina el buen funcionamiento de este órgano. Cuando una de las partes de esta balanza se perturba pueden aparecer problemas de infecciones, inflamación o patologías cutáneas.
Muchas de las enfermedades más comunes de la piel como la dermatitis atópica, el acné o la psoriasis se asocian a cambios en el microbioma. La proliferación desmesurada de un determinado tipo de bacterias, que en cantidades normales serian beneficiosas, provoca una descompensación de la comunidad microbiana que se llama disbiosis.
La biodiversidad, variedad de especies bacterianas diferentes, también es un factor que afecta al equilibrio de la microbiota y en consecuencia a la piel. En muchos casos, la biodiversidad microbiana de personas que sufren enfermedades cutáneas es más pobre que en personas sanas.
Para asegurar que estos microorganismos realizan sus funciones correctamente, garantizando así la salud de nuestra piel, tener cura de ella mediante productos dermobióticos (compuestos por prebióticos y probióticos) será la clave.
¿Qué es la dermobiótica?
La dermobiótica utiliza prebióticos y probióticos para alimentar y reforzar las bacterias que viven en nuestra piel.
Existen muchas evidencias que demuestran que los probióticos pueden ayudar a mantener la salud de nuestra piel.
Desde hace algunos años se está apostando por la investigación y creación de productos “Biome Friendly”, que respetan el microbioma de la piel al mismo tiempo que cuidan de ella.
No obstante, la normativa cosmética no permite que los productos contengan microorganismos vivos. Así que la manera de introducir los beneficios de los probióticos en cosmética es a través de postbióticos, un grupo de moléculas que tienen efectos beneficiosos para nuestra salud.
¿Qué son los postbióticos?
Estos postbióticos pueden ser moléculas generadas por bacterias con actividad probiótica, pero también fragmentos de las propias células bacterianas lisadas (muertas y reventadas para obtener su contenido).
“Diferentes estudios han demostrado que la incorporación de moléculas postbióticas en crema tópica evita el daño causado por los rayos UV, aumenta la función de barrera protectora y reduce la pérdida de agua de la piel; mejora la reparación del tejido después de heridas, y evita la infección por patógenos como Staphylococcus aureus”.
Estos postbióticos pueden ser combinados con los prebióticos para lograr mejores resultados y beneficios en el cuidado de la piel.
¿Qué son los prebióticos?
Los prebióticos son moléculas que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas, para crear un efecto sinérgico más significativo. Dentro de este grupo de moléculas se encuentran azúcares que no son digeribles para nuestras células, pero sí para algunas especies de bacterias: Inulina, oligofructosa, arabinosa, lactulosa, entre otros.
Algunos estudios han logrado buenos resultados en la incorporación de prebióticos en el tratamiento de enfermedades cutáneas como la dermatitis atópica, el acné o eccemas. Por ejemplo, la inulina es ampliamente utilizada en cosmética, ya sea en cremas, jabones o champús, por sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes.
No obstante, nuestro estilo de vida, nuestra dieta, nuestra actividad física y los productos de cura de la piel que utilizamos, son factores a tener en cuenta para determinar el estado de salud de nuestra piel y su cuidado.
Para respetar la delicada barrera de la piel y garantizar una buena biodiversidad de su microbiota, es recomendable utilizar productos no agresivos, así como, libres de alcoholes o productos químicos tóxicos. Además, tener una buena dieta y tomar probióticos fermentados te ayudará a mantener un buen microbioma intestinal y por consecuencia, también de tu piel.
¿Qué tiene que ver el microbioma intestinal con el microbioma de la piel?
Estudios recientes afirman la existencia de un eje de comunicación entre el intestino y la piel. Aunque es difícil de establecer una relación de causa-efecto, se ha visto la asociación entre enfermedades cutáneas con desordenes gastrointestinales y viceversa.
Algunas moléculas bacterianas producidas en el intestino viajan por el sistema circulatorio hasta que llegan a la piel, se acumulan y afectan a la función de barrera protectora de la piel, haciéndola más susceptible a la inflamación. Además, las bacterias residentes en el intestino pueden estimular el sistema neurológico para que produzca determinadas hormonas que afectan directamente a la piel.
Por ejemplo, un incremento (exceso) de serotonina puede provocar picores en dermatitis atópica.
Esta comunicación intestino-piel también permite que el efecto beneficioso (probiótico) que tienen algunas bacterias intestinales, como las bacterias del ácido láctico, causen efectos positivos también en la piel, como fortalecer la barrera de protección o modular el sistema inmunitario.
Por tanto, cuidarnos tanto por dentro como por fuera será la clave para mejorar el microbioma de la piel.
Bibliografía
- Bouslimani, A., Da Silva, R., Kosciolek, T., Janssen, S., Callewaert, C., Amir, A., … Dorrestein, P. C. (2019). The impact of skin care products on skin chemistry and microbiome dynamics. BMC Biology, 17(1), 1-20. https://doi.org/10.1186/S12915-019-0660-6/FIGURES/7
- Bustamante, M., Oomah, B. D., Oliveira, W. P., Burgos-Díaz, C., Rubilar, M., & Shene, C. (2020). Probiotics and prebiotics potential for the care of skin, female urogenital tract, and respiratory tract. Folia Microbiologica, 65(2), 245. https://doi.org/10.1007/S12223-019-00759-3
- Byrd, A. L., Belkaid, Y., & Segre, J. A. (2018). The human skin microbiome. Nature Reviews Microbiology 2018 16:3, 16(3), 143-155. https://doi.org/10.1038/nrmicro.2017.157
- Dang, D., Zhou, W., Lun, Z. J., Mu, X., Wang, D. X., & Wu, H. (2013). Meta-analysis of probiotics and/or prebiotics for the prevention of eczema. Journal of International Medical Research, 41(5), 1426-1436. https://doi.org/10.1177/0300060513493692
- Grice, E. A., & Segre, J. A. (2011). The skin microbiome. Nature reviews. Microbiology, 9(4), 244. https://doi.org/10.1038/NRMICRO2537
- Lefèvre-Utile, A., Braun, C., Haftek, M., & Aubin, F. (2021). Five Functional Aspects of the Epidermal Barrier. International journal of molecular sciences, 22(21), 11676. https://doi.org/10.3390/IJMS222111676
- Lucas, C. R., Ke, M. S., Matsui, M. S., Maes, D., Cooper, K. D., Stevens, S. R., & Baron, E. D. (2008). Immune protective effect of a moisturizer with DNA repair ingredients. Journal of Cosmetic Dermatology, 7(2), 132-135. https://doi.org/10.1111/J.1473-2165.2008.00376.X
- Nizioł-Łukaszewska, Z., Bujak, T., Wasilewski, T., & Szmuc, E. (2019). Inulin as an effectiveness and safe ingredient in cosmetics. Polish Journal of Chemical Technology, Vol. 21(nr 1), 44-49. https://doi.org/10.2478/PJCT-2019-0008
- O’Neill, C. A., Sultana, R., & McBain, A. J. (2013). Strain-Dependent Augmentation of Tight-Junction Barrier Function in Human Primary Epidermal Keratinocytes by Lactobacillus and Bifidobacterium Lysates. Applied and Environmental Microbiology, 79(16), 4887. https://doi.org/10.1128/AEM.00982-13
- Peral, M. C., Huaman Martinez, M. A., Valdez Peral MC, J. C., Martinez, H. M., & Bacteriotherapy, V. J. (2009). Bacteriotherapy with Lactobacillus plantarum in burns. International Wound Journal, 6(1), 73-81. https://doi.org/10.1111/J.1742-481X.2008.00577.X
- Pistone, D., Meroni, G., Panelli, S., D’auria, E., Acunzo, M., Pasala, A. R., … Drago, L. (2021). A Journey on the Skin Microbiome: Pitfalls and Opportunities. International journal of molecular sciences, 22(18). https://doi.org/10.3390/IJMS22189846
- Prince, T., McBain, A. J., & O’Neill, C. A. (2012). Lactobacillus reuteri Protects Epidermal Keratinocytes from Staphylococcus aureus-Induced Cell Death by Competitive Exclusion. Applied and Environmental Microbiology, 78(15), 5119. https://doi.org/10.1128/AEM.00595-12
- Proksch, E., Brandner, J. M., & Jensen, J. M. (2008). The skin: an indispensable barrier. Experimental Dermatology, 17(12), 1063-1072. https://doi.org/10.1111/J.1600-0625.2008.00786.X
- Sfriso, R., Egert, M., Gempeler, M., Voegeli, R., & Campiche, R. (2020). Revealing the secret life of skin – with the microbiome you never walk alone. International Journal of Cosmetic Science, 42(2), 116-126. https://doi.org/10.1111/ICS.12594
- Sinha, S., Lin, G., & Ferenczi, K. (2021). The skin microbiome and the gut-skin axis. Clinics in Dermatology, 39(5), 829-839. https://doi.org/10.1016/J.CLINDERMATOL.2021.08.021
- Tripodo, G., & Mandracchia, D. (2019). Inulin as a multifaceted (active)substance and its chemical functionalization: From plant extraction to applications in pharmacy, cosmetics and food. European Journal of Pharmaceutics and Biopharmaceutics, 141(May), 21-36. https://doi.org/10.1016/j.ejpb.2019.05.011
- Tsilingiri, K., Barbosa, T., Penna, G., Caprioli, F., Sonzogni, A., Viale, G., & Rescigno, M. (2012). Probiotic and postbiotic activity in health and disease: comparison on a novel polarised ex-vivo organ culture model. Gut, 61(7), 1007-1015. https://doi.org/10.1136/GUTJNL-2011-300971
- Valdéz, J. C., Peral, M. C., Rachid, M., Santana, M., & Perdigón, G. (2005). Interference of Lactobacillus plantarum with Pseudomonas aeruginosa in vitro and in infected burns: The potential use of probiotics in wound treatment. Clinical Microbiology and Infection, 11(6), 472-479. https://doi.org/10.1111/j.1469-0691.2005.01142.x